Venezuela, país cuartel

Una de las vías que encontró Hugo Chávez para construir poderosas alianzas internacionales con naciones como China y Rusia, y marcar distancia de Estados Unidos, fue su afán armamentista alimentado con procesos poco transparentes y una casi nula rendición de cuentas, al punto de que Venezuela despuntó como el principal comprador de armas de la región hasta 2013 (Datos del Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo SIPRI).

Para un país de fuerte tradición castrense esto podía parecer normal, pero la verdad es que encubría cambios más profundos. Chávez buscaba articularse con los mandos militares para asegurar el control del poder e hizo todos los cambios normativos necesarios para marcar el rumbo de lo que hoy son las Fuerzas Armadas.

Nicolás Maduro al llegar a la Presidencia, coincidiendo con el colapso de la industria petrolera y el desplome en los ingresos de la nación, ya no disponía de recursos para seguir la misma línea de acción de su predecesor, pero eso no impidió que acelerara esa transfiguración de las Fuerzas Armadas bajo el estímulo de un “beneficioso” modelo que intenta sostenerse a cualquier precio.

La Gran Aldea, como plataforma periodística que busca esclarecer la información y convertirla en una herramienta transformadora, presenta esta Entrega Especial que recorre ese desdibujamiento de la institucionalidad castrense y que muestra cómo se precipitó el paso de los militares de sus funciones medulares -al servicio de la nación y de la democracia- a convertirse mayoritariamente en actores políticos, administradores de recursos públicos, empresarios y defensores de parcialidades, una trasformación que terminó por engordar las filas del alto mando. Estamos convencidos de que se trata de un fenómeno que debe ser estudiado a fondo para corregir las distorsiones que implica si se quiere pensar en la construcción de futuro para Venezuela.